miércoles, 9 de octubre de 2013

SANDRO BOSSIO

EL HOMBRE QUE HABLÓ CON LA MUERTE

 Desde el primer golpe, el viejo Jonás sintió inquietud, pero sólo al tercero decidió levantarse. Era como si, en la playa, alguien se hubiera desbarrancado y, desde un largo rato atrás, no pudiera  incorporarse.  Por su penosa enfermedad, bastante trabajo le costaba a Jonás bajar de la cama, pero, con su último esfuerzo, destapó las mantas y puso un pie en el piso de madera. Afuera, la noche era una sustancia material, de brea, y había tanta neblina, que tuvo que alumbrarse con una lamparilla para no darse con alguna invisible entidad externa. La mar estaba brava y la espuma efervescía  a cada reventazón. En la cerca de troncos podridos, a un lado de su faro, encontró al caído. Tuvo que acercarle mucho la luz para descubrir que se trataba de un ser alto y esquelético, desmazalado por el  agua, que compartía su pantano personal con su revoltijo de erizos y plumas de gaviotas. Jonás lo ayudó a levantarse y le preguntó quién era. El desconocido le contestó con una voz de náufrago que era la Muerte.

Entraron al faro. La puerta se cerró y el clima humeante de la madrugada quedó afuera. Jonás  colgó la lamparilla en un gancho de carnicero y, aturdido por un repentino  malestar,  se sostuvo en una columna para no caer. Le pidió a la Muerte que se acomodara por ahí. La bruma seguía metiéndose al cuarto por las rendijas de la puerta, lentamente, como un gas venenoso.  La Muerte cruzó la habitación: su esbelta silueta encandeció al trasponer  el sector de la lamparilla, y su augusto esqueleto, firme bajo el hábito marrón se posó suavemente en una silleta.  Apoyó la guadaña contra la pared. Jonás, en vez de volver a la cama, se puso a observar la playa a  través de la ventana. A un lado, diluida por la niebla, veía  la caleta con sus lanchas varadas; y al otro extremo, en la cima del acantilado, la baranda roja de la costanera: la ciudad, silenciosa y dormida, prevalecía contra la cavidad atmosférica. Después se dirigió a la mesa. En cuanto lo vio acercarse. La Muerte se despojó de su capucha de franciscano y su cráneo, redondo y azul quedó brillando entre las sombras. El  viejo lo veía como una radiografía.

Cuando era joven y se desempeñaba como guardafaros del patronato del pueblo. Jonás había sido testigo de insólitos acontecimientos. En una ocasión, en medio de una tempestuosa marejada, vio al barco fantasma del Sir Walter, el Historiador: en otra, en desfiles de fantásticas medusas y madréporas anaranjadas; luego una lluvia de aerolitos siderales bombardeando la acuosa llanura del mar. De modo que, al ver a La Muerte en su mesa, no le costó mucho creer que sólo él tenía acceso a los secretos del mundo privados a los demás. De tanto haber pensado en la Muerte en sus desvelos, en sus larguísimas tardes de solitario, ahora casi la encontraba familiar. Sirvió un poco de agua en su vaso y se la ofreció: una mano de marfil se alargó con infinita cautela, se materializó a la luz de la lamparilla, dos huesecillos se cerraron alrededor del vaso con un débil tintineo. Después de un largo silencio, interrumpido por el fragor del mar. La Muerte habló. Le conto que estaba bajando por él, pero que no había visto el tendido de los cables telefónicos y que se había venido abajo enredado en ellos. Jonás le preguntó si había tenido mucho trabajo. La muerte suspiró. Le dijo que se imaginara con la cantidad de guerras y suicidios de hoy en día.

-La vida se ha vuelto una buena mierda –exclamó.

Jonás tuvo el desolado estupor de no haber escuchado en su vida palabras más sabias que ésas. Poco antes de que el patronato desautorizara el funcionamiento del faro, había perdido lo más preciado de la vida. Todavía recordaba estar navegando de noche, a filo de viento, gritando un nombre de mujer. Recordaba el sofoco, las lágrimas, el cuerpo flotando boca abajo y, a la distancia, las aspas de luz del faro, escarlatas, girando en el vacío. Sin empleo, ni familia, el patronato no tuvo alma para echarlo. Entonces heredó el faro apagado y se dedicó a su verdadero oficio: el  de fabricante de lentes.

Hacía rato que Jonás se había levantado y ahora, la cara vuelta hacia su gabinete, se afanaba en una  labor metódica y oculta. Trabajaba en silencio, concentrado, pedaleando la biseladora como un afilador de cuchillo. Se oía el choque de unos instrumentos el rasguñar de un diamante, un borde vidriado puliéndose en la lija. Cuando terminó, devolvió a su sitio una luneta aplanática y una planchita de vidrio de sosa. La Muerte le dijo que tenía pendiente otra epidemia en Ruanda, pero él, absorto en la contemplación de su obra, no le prestó atención. Volvió a la mesa y le entregó unos anteojos recién terminados. La muerte alzó la cabeza en dos tiempos, sorprendida, primero para mirar los anteojos y después al viejo. Se calzo la montura, ajustándola en los huesos temporales, y probó su agudeza. Jonás se anticipó a la pregunta y le dijo que había medido la dirección de su astigmatismo por la distancia entre el faro y los cables. La Muerte le agradeció ceremoniosa, y a cambio prometió concederle un deseo. Jonás lo pensó un momento. Pidió, sencillamente… que fuera sin dolor. La Muerte afirmó. `` Las miopatías son dolorosas, le dijo. Pero está vez haremos una excepción´´. Le suplicó que se acostara. Jonás lo hizo y la propia Muerte le cerró los párpados, dulcemente.

Cuando despertó se sorprendió de seguir con vida. No sintió más la flojedad de sus músculos, ni el dolor, ni la fatiga. Descorrió la cortina y vio,  afuera, en el nuevo día, las arenas relumbrando como limaduras de sal. Y ahora no pregunten por qué soy inmortal.     


El escritor Sandro Bossio (Huancayo, 1970) se hizo conocido con su primera novela –El llanto en las tinieblas, Premio BCR 2001– un relato histórico en el que “se recrea con pasmosa espontaneidad y con seguridad extrema, léxico y giros expresivos de los siglos XVI y XVII” (Luis Jaime Cisneros). Diez años después, Bossio nos entrega su esperada segunda novela, La fauna de la noche (San Marcos, 2011), un thriller cuyas acciones se desarrollan tanto en la violenta Lima de los años noventa como en la del siglo XVI.
El asesinato de una autoridad universitaria es el misterio que tienen que resolver Eduardo, joven estudiante de medicina, y su amigo Gustavo, periodista de un popular diario limeño. El crimen parece estar relacionado con los ritos de una ancestral sociedad secreta de médicos, y entre los sospechosos se encuentran profesores y alumnos de la Universidad de San Marcos. Además de manejar con destreza la trama policial, Bossio va intercalando en su narración la historia de los fundadores de esa sociedad secreta y las de todos los jóvenes implicados en el caso, especialmente su agitada vida nocturna: drogas, prostitución, homosexualidad, etc.
Así, las casi 400 páginas de la novela se convierten en un amplio retrato de la sociedad limeña de fines del siglo pasado. Pero es un retrato demasiado cargado truculencias y estereotipos (militares homofóbicos, señoronas prejuiciosas) y en el que la reproducción “fotográfica” del habla de los jóvenes llega a ciertos excesos. No obstante, La fauna de la noche es un policial original y ambicioso que confirma a Sandro Bossio como un narrador de interés.
SANDRO BOSSIO ES UN EXCELENTE ESCRITOR REGIONAL ¿LEISTE ALGÚN CUENTO O NOVELA DE ÉL? ¿QUÉ TE PARECIÓ?
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11 comentarios:

  1. sandro bossio nos deja un mensaje
    "NO SABEMOS CUANDO LA MUERTE VENDRA POR NOSOTROS Y TAMBIEN EL MISTERIO DE COMO ES LA MUERTE" que nos explica con la presencia de la muerte.

    ALUMNA : ALVAREZ TABRA JHELINA 3 ºA

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  2. SANDRO BOSSIO en este cuento nos deja un mensaje, donde nos representifica a la muerte como un ser esquéletico cansado de muchas muertes y a la vida con "JONAS"un anciano cansado tambien de la vida, el mensaje es que nosotros no sabemos cuando la muerte vendra por nosotros y para ello hay que estar preparados.

    Alvarez Tabra Jhelina 3º A

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  3. no llego a entender lo que dice alvarez tabla "cuando la muerte vendra por nosotro y para ello hay que estar preparados"por que uno no sabe cuando llegara la muerte DE : USCAMAYTA MORALES WILSON Y JULCARIMA TRUJILLO JHON ELVIS 3°B

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  4. En este texto nos da a conocer que la muerte no se lleva a las personas malas sino a las personas buenas por quelas personas buenas no sufriran las adversidades del futuro.......................................¡
    AUCAYAURI CAJA ROY WALTER........................¡ 3B

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  5. Tambien es que la vida no es lo mas preciado en esta vida sino que te vayas con la conciencia limpia.
    AUCAYAURI CAJA ROY WALTER..........................¡ 3B

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  6. yo estoy en desacuerdo con roy aucayauri por que dice que la vida no es lo mas preciado . pero si entoy deacuenda con lo que dice que hay que irnos con la conciencia limpia ATENTAMENTE :JHONELVIS.J.JTRUJILLO DEL 3° B

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  7. La muerte es pasajera no dejes que te aleje de tus seres queridos ama a tu vida por que muchos te necesitan...............

    robert garay valverde 3ºA

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  8. SANDRO BOSSIO es un excelente escritor regional que nos da un importante mensaje de como la muerte llega a nosotros no solo con ese cuento sino también en su novela el llanto de las tinieblas de como la discriminación por la clase de persona que es y por lo físico. Este autor nos hace ver la realida. WINI CAJA EGOAVIL 3° "B"

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    1. estotoy de acuer contigo compañera por que nos trae un buen mensaje y un exelente escritor y quiero que siga asi y que siga escribiendo mas cuentos para poder refrexionar.sapallanay esquivel jack 3 B

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  9. Que bien que nos dejaras esta novela de SANDRO BOSSIO PORQUE ES UN EXCELENTE ESCRITOR REGIONAL, que a nosotros nos falta bastante lectura porque nuestro país esté en un bajo o mejor dicho que somos unos de los peores países en educación, pero gracias a tus enseñanzas que me das cada día lo práctico y también me esforzaré para poder colaborar con mi colegio, con mi ciudad y con mi país.
    ESTUDIANTE:LAZO SILVA PEDRO GUSTAVO 3”B”

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  10. En esta lectura podemos observar la seguridad del anciano al no preocuparse al estar con la muerte; la amabilidad que le mostro el anciano, le llevó a una mejor vida como recompensa por parte de la muerte. ¡Las buenas cosas que hacemos tienen una gran recompensa! GUTIÉRREZ MALPARTIDA NELIDA 3B.

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